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¿Cuándo empezar a dar frutos secos a los niños?

17 febrero 2015

Cuando uno tiene 20 o 30 años y mira la infancia por el retrovisor con la certeza (absoluta, a veces) de que nunca volverá a ella, no puede por menos que sonreír al recordar lo de “tómate el zumo rápido, que se van las vitaminas” o “haz pis antes de salir de casa, no sea que luego te entren ganas”. Unos pocos años después, si uno se convierte en padre o madre sufre un retorno a esa época de consejos, pero ahora cambiando el papel: de niño pasota a progenitor, preocupado hasta el extremo.

Por eso, cuando eres primerizo y te enfrentas a grandes responsabilidad como “ser o no ser: quitar el chupete” o “dormir del tirón, ¿misión imposible?”, cualquier asunto relacionado con la salud de tu retoño te agobia. Y en un lugar destacado figura la alimentación. Y, en torno a los 24 meses de vida de tu pequeño mini-yo, comienzas a preguntarte: ¿Cuándo le puedo empezar a dar frutos secos? Tranquilo, aquí llega la guía rápida en siete puntos para sobrevivir a este momento crucial de su vida. Para confeccionarla hemos contado con la ayuda inestimable de Ana Coullaut, médica de familia y con un máster en Pediatría. Lee y luego podrás decir aquello de “yo le dí nueces a mi hijo… y no pasó nada”. Que  no es para tanto, caramba.

1. A partir de los dos años, cuando quieras. A ver, esto no quiere decir que estés con las almendras en un bol preparadas para dárselas en cuanto sople las velas de su segundo cumpleaños, pero sí que, a partir de entonces, cuando lo consideres oportuno, puedes darle a probar su primer fruto seco… Será un momento mágico que podrás grabar incluso en vídeo.

2. En trocitos pequeños. Coge una nuez, trocéala, dale pequeños pedacitos… Respira, ¿ves? No ha pasado nada, padre del año. Lo de trocear el fruto seco previene atragantamientos y te permite vivir más tranquilo si tu hijo es un ‘tragaldabas’ que no mastica.

3. Mejor en crudo. De este modo, te podrás cerciorar, si ves alguna reacción alérgica, de que se trata, efectivamente, de algo provocado por ese fruto seco y no por ningún otro elemento que hayas podido introducir en ese plato. ¿Quién te dice que no es alérgico al pollo con el que habías juntado a esas inocentes almendras? Ay, la cocina creativa…

4. Si ya hay alergia a un fruto seco… Si un niño tiene alergia, por ejemplo, a las avellanas, eso no quiere decir que tenga que tener a los pistachos también. Para descartar posibles confusiones, hay que intentar que el fruto seco nuevo que se va a probar esté aislado. Le quitamos la cáscara y, ¡para dentro! Si es el caso, nada de cocktails ni de surtidos, aunque quitemos el que provoca la reacción con precisión de cirujano.

5. El cacahuete… no es un fruto seco. No está mal saber esto, porque se trata de una leguminosa que, sin embargo, también es un alérgeno para muchas personas. En Estados Unidos, sin ir más lejos, es el número 1 en reacciones adversas por delante de la avellana, que es la líder en Europa. En España, la palma se la llevan la almendra y la nuez. Aun así, que no cunda el pánico, solo un 1% de la sociedad tiene alergia a algún fruto seco.

6. No hay frutos secos más proclives a provocar alergias que otros. No nos obsesionemos: no hay mayores probabilidades de ser alérgico al anacardo que al resto de frutos secos. De hecho, y aunque se sigue investigando sobre el tema, las reacciones adversas son provocadas por una complicada combinación de factores genéticos, medioambientales, etc.

7. Para descartas alergias, haremos la prueba de las tres tomas. Lunes: nueces para merendar. Martes: nueces para merendar. Miércoles: nueces para merendar. ¿Sigue tan campante el chaval? ¡Felicidades!, se trata de un niño sin alergia a ese fruto seco en concreto. El método de las tres repeticiones permite despejar cualquier duda.

8. Son muy nutritivos, así que… ¡ánimo! La satisfacción de ver a tu hijo comiendo frutos secos en lugar de un bollo industrial para merendar no tiene precio. Entre sus propiedades, fibra a tutiplén, minerales, grasas buenas, vitaminas, minerales, calcio… Tienes a un futuro foodie en casa, no lo dudes.

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